No concibo
otra devoción que el hecho de abrazar tu piel en una tarde de deseos y de
caricias, cierro los ojos y tu recuerdo me estremece, se apodera de mi
pensamiento, parece que los días no han pasado desde la última vez que nos
vimos, ni una sola imagen se ha borrado de entre tantas horas de ausencia, muy
a pesar de la distancia te sigo queriendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario